17 agosto 2011

La Princesa de Sol. Capítulo 14



Corrió con desesperación, necesitaba salvarlo, no podía acabar así, todo perdería sentido sin él. Tanto corrió que no alcanzó a ver las piedras del camino y cayó duramente al suelo. El golpe la atontó un poco, su brazo sangraba por varios sitios, aun así siguió, era más importante Samuel. Se detuvo justo delante de él, trató de desatarlo pero sin conseguirlo, la cuerda estaba ganando la batalla. Justo en ese instante apareció la bruja.

- Déjale marchar, él no tiene la culpa. La que quieres destruir es a mí. Dijo la princesa.

- No te confundas, este chico debía mantenerte lejos de lo que eres, debía cerrar tu corazón para siempre, en cambio se enamoró de ti. Además si le hago daño a él conseguiré dañarte mucho más a ti, tanto que no querrás volver, preferirás sumirte en tu pena y sufrirás como yo he sufrido por tu culpa.

- No se que es lo que hice, dime ¿por qué haces esto?

Entonces la bruja con sus poderes le mostró la historia de su vida, sus años felices en palacio con la reina y como tras su llegada todo cambió.

- Todos dicen que tú cambias la vida de todos, pero la mía la destruiste, por eso pienso quedarme con todo lo que ahora es tuyo, porque debía ser mío.

- ¿Eso es? ¿me culpas por nacer? Yo no puedo hacer nada. Pero quédate con lo que quieras, sólo quiero que dejes libre a Samuel.

- Nunca, él siempre será parte de tu fuerza por lo tanto también pagará como todos los que te aman.

En ese momento la bruja apretó más y más la cuerda a Samuel y comenzaron a brotar raíces del suelo, que lo aprisionaban aún más. Poco a poco comprimían su cuerpo y le faltaba el aire.

La princesa recordó aquello de decía el libro: “No hay Amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos”

- Vale, haré lo que me pidas, te doy mi vida, te la puedes quedar. Pero suéltalo. Es lo único que quiero.

La bruja planeó una venganza muy dura, la capturaría y se apoderaría de su vida y para siempre la haría ver lo que había perdido. Era perfecto, todo su dolor multiplicado por todos los años que les quedaban a las dos.

Las raíces cesaron en su propósito y se dirigieron a su nuevo objetivo. Samuel cayó al suelo libre y dolorido. En una de sus manos apareció una de las piezas del puzle del alma de la princesa.

- Esto debe ser tuyo. Gracias por salvarme.

- Perdóname, no supe encontrar el camino antes. Siempre te voy a querer, no lo olvides. Todo tiene sentido al mirarte a los ojos.

La celosa bruja los separó rápidamente. Comenzó a cambiar de aspecto hasta ser igual que la princesa. Samuel nuevamente hechizado abrazó a la falsa princesa, la besó como si fuese el último beso. La princesa intentaba contener el dolor, pero su corazón comenzaba a romperse en mil pedazos. La bruja y Samuel se marcharon de la mano.

En aquella soledad, la princesa permaneció varios días, pero no estaba sola, aquellos árboles que contaban historias se preparaban, el alma del bosque conmovida por su dolor trajo un poco de mágica ayuda. Ya de noche, un señor de larga barba blanca y cabello rizado se acercó. Vestía una larga túnica azul y una brillante capa roja. En una de las manos traía la mochila de la princesa y en la otra un gran paño dorado. ¿Quién era este señor?

- Buenas noches princesa, creo que necesitas un poco de ayuda. Soy el limpiador de estrellas.

- Hola, si ahora no se como voy a salir de esta, además la bruja ha ganado, se ha llevado lo que más me importaba.

- No te equivoques lo que más te importa aún lo llevas dentro del corazón. Mira yo me dedico a limpiar estrellas, cuando pasa el tiempo se pueden ensuciar y ya no brillan como antes, pero no por eso dejan de ser hermosas estrellas. Tú eres mi estrella más preciada y vengo a limpiar la culpa que te atrapa, todos cometemos errores, pero la culpa no nos puede atrapar. Déjame que limpie todo lo que te atrapa y verás como lo ves todo de otra manera.

El limpiador de estrellas tardó un buen rato en limpiar toda la culpa, pero terminó, justo en el instante en el que el débil sol salía. Y sus ataduras desaparecieron.

- Gracias, necesitaba algo así. Ahora me siento mucho mejor, pero no se como solucionar todo este embrollo.

- Aquí tienes tu mochila con todo lo que necesitas, cuando sea preciso sabrás lo que tienes que hacer.

Y así el limpiador de estrellas se alejó hasta desaparecer.

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